Esta es mi última columna del 2024. Empieza un ciclo y termina otro. Me gustan los cierres de ciclo y la oportunidad de tomarnos un tiempo para reflexionar sobre hacia dónde vamos y, si es necesario, calibrar el rumbo para alcanzar los objetivos que nos habíamos propuesto. Es un buen momento para preguntarnos: ¿qué es lo verdaderamente importante?
Hace justo una década, tuve la oportunidad de pasar estas fechas con Don Miguel Ruiz y su hijo, Don José. Quiero compartir con ustedes la entrevista que realicé, pues sus sabias palabras siguen siendo vigentes y necesarias para los tiempos convulsos en los que vivimos. Don Miguel es autor de Los Cuatro Acuerdos, que ha sido traducido a 39 idiomas y vendido millones de copias en todo el mundo. Don José es autor de varios libros y, junto con su padre, escribió El Quinto Acuerdo, que complementa las enseñanzas de Don Miguel.
Ellos me hablaron de sus deseos para Año Nuevo.
Con su voz suave y pausada, Don Miguel dice: “Es el primer día del año. Podemos verlo como el final de una época y el principio de una nueva. El pasado no es más que un punto de referencia porque no existe, ya no es verdad. Lo que es verdad es lo que está sucediendo en estos momentos, y lo que está sucediendo hoy, 1º de enero de 2014, es que estamos creando la historia de nuestra vida, en este preciso instante. Las decisiones que tomemos hoy van a traer distintas consecuencias. Por ello, tenemos que darnos cuenta de que, si tomamos esas decisiones con amor, los resultados van a ser excelentes”.
El autor de La Maestría del Amor nos desea el amor incondicional. El problema radica en la imposibilidad de dar lo que no tenemos. Con voz suave y pausada explica: “Primero tenemos que amarnos a nosotros mismos. Pero tenemos que aprender a amarnos incondicionalmente, porque el amor que hemos aprendido a dar es condicional. ‘Yo te amo si es que tú me dejas controlarte’. Y es así como aprendimos porque todos a nuestro alrededor siempre han amado condicionalmente. Es la forma en que nos educaron, es la forma en que nos domesticaron, y al crecer hicimos lo mismo con los demás. El gran problema es que tratamos de domesticarnos los unos a los otros: tratamos de imponer nuestra voluntad y hacer que los demás crean lo que nosotros creemos. Pero si nosotros hacemos ese cambio y amamos incondicionalmente, todo puede cambiar.
Mi deseo para este año es que todos los seres humanos –pero especialmente los mexicanos, porque yo soy mexicano también– hagan una introspección y vean cuánto amor tienen por ellos mismos. Que revisen si ese amor es condicional o incondicional. Porque cuando nos amamos condicionalmente es cuando creamos juicios y opiniones en nuestra contra, que solo traen grandes conflictos. Por eso, mi deseo es que se amen incondicionalmente, que no se pongan condiciones y, de esa forma, se acepten tal y como son, y acepten al resto de la creación de la misma forma”.
Por su parte, José considera que la vida es corta y es un regalo por el que debemos estar agradecidos. Su deseo es responsabilidad: que cada uno sea responsable de sus propios sueños, ya que al tomar responsabilidad por nuestra creación, utilizando la honestidad y disciplina como herramientas, podemos cambiar algo que no nos gusta. Solo de esta manera podemos apoyar y servir al amor de nuestra vida. “El amor de tu vida no está fuera de ti, está dentro de ti mismo. Muchas veces pensamos que el amor está afuera y, de alguna manera, esperamos que no funcione, que falle, que tengamos el corazón roto”.
Si comprendemos que nosotros somos el amor de nuestra vida, que debemos amarnos y respetarnos, empezaremos a cuidarnos y a defendernos de nosotros mismos y de nuestros pensamientos negativos, aquellos que nos hacen creer que no somos suficientemente buenos o inteligentes.
“Entonces –dice Don José–, este año hay que prepararnos para la siguiente Navidad. En vez de dar un regalo material a nuestra familia, hay que darles nuestra positividad cada día del año. Y lo más bonito es que no tienen que saberlo, pero van a recibir los beneficios de este regalo. Para poder dar este regalo, tenemos que trabajar en nosotros mismos. Si entendemos que nuestra cabeza es nuestra casa, es ahí donde debemos empezar a limpiar la negatividad”.
Don José considera que, en este proceso, cuando tratamos de pensar impecablemente, nuestros hábitos negativos seguramente aparecerán, pero, si estamos conscientes, podemos darnos cuenta de ellos y entonces elegir si nuestra actitud será negativa o positiva. Dar fuerza a las emociones negativas (como el chisme, la envidia, etc.) nos hace perder nuestra inspiración. “A veces tomamos una copa de veneno pensando que va a lastimar a otros, pero a quien lastima es a nosotros mismos. La mala vibra es contraproducente, ya que regresa a nosotros como un espejo”.
Me sumo a los deseos de amor incondicional de Don Miguel y José Ruiz. Después de todo, solo nosotros podemos cambiar nuestra vida, y de nosotros depende que nuestra vida sea un plácido sueño o una pesadilla.
Buen domingo y gracias por leerme. Aprovecho para desearles a todos un muy feliz, saludable y próspero 2025.
Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X @FernandaT
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