Con una controvertida ceremonia de apertura, el viernes pasado arrancaron los Juegos Olímpicos. Es el momento de admirar el valor, la destreza deportiva y el coraje que tienen los participantes. Los atletas olímpicos y paralímpicos que están en París han llegado ahí por su esfuerzo y dedicación de años. Independientemente de si son ganadores o no de una medalla, el mero hecho de estar ahí los hace especiales.
Junto con los juegos olímpicos llega la Ekecheiria (tregua), también conocida como “Paz olímpica”, tradición que se remonta al siglo IX a.C. Olimpia, ciudad en donde se celebraron los primeros juegos, era una ciudad neutral. Por ello, podían participar en las justas los representantes de otras regiones aunque estas se encontrasen en guerra.
A fin de que los atletas pudiesen llegar a competir en las justas, el oráculo de Delfos (según dice la leyenda) ordenó la tregua que se conoce como Ekecheiria. Ésta sagrada tradición se extendía días después de finalizadas las competencias, a fin de que los participantes pudieran regresar a sus hogares sin contratiempos en el camino. Este ambiente de competencia, neutralidad y camaradería hacía que Olimpia fuera el lugar ideal para realizar negociaciones de paz. La tregua resultó indispensable para la realización de los juegos.
Afortunadamente, las buenas ideas no mueren y a finales del siglo XX, el Comité Olímpico recuperó esta tradición. En 1992 la Asamblea General de Naciones Unidas instó a sus integrantes a que observaran la tregua olímpica.
Muchas cosas han pasado desde que se instauraron aquellos juegos hace miles de años en la idílica ciudad helena. Sin embargo, el espíritu de combate justo, entrega, disciplina y lucha sigue ahí. Además del deporte, las olimpiadas son una manifestación de nuestro deseo de construir un mundo mejor, con reglas justas, competencia limpia que generen paz y un futuro sustentable.
En esta ocasión, en noviembre del año pasado, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolución en la que se pedía a los Estados observar la tregua olímpica. En rueda de prensa el viernes pasado, el Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento al respeto mundial de la Tregua Olímpica, pidiendo que se detuvieran las hostilidades hasta después del evento. “En un momento como éste es importante decir que la primera iniciativa de paz real de la que se tiene constancia en la historia fue la Tregua Olímpica. Con el inicio de los Juegos Olímpicos, es hora de recordar al mundo la importancia de la Tregua Olímpica y de hacer comprender al mundo que debemos silenciar las armas”, declaró Guterres.
Más que nunca necesitamos una tregua. Hemos estado inundados de malas noticias, odio, atentados, escándalos de corrupción, el genocidio en Gaza. Es difícil ver tanto dolor. Tristemente, a fin de protegernos y para no sufrir, nos volvemos cada vez un poco más indiferentes y olvidamos que todos somos ciudadanos del mismo planeta, con los mismos anhelos. Necesitamos estos días de deporte para afinar nuestra brújula. Recordar que a pesar de que vemos con demasiada frecuencia la peor cara del ser humano, sus limitaciones y ego, no somos únicamente eso. Hay muestras de solidaridad y grandeza en todas partes.
Si bien es cierto que tenemos millones de defectos, somos capaces de realizar acciones extraordinarias. Sí, tenemos muchos problemas, pero debemos ser capaces de solucionar nuestros conflictos para vivir en paz. Los juegos olímpicos son una gran manera de recordarnos que en todos los rincones del planeta existen personas extraordinarias, que luchan sin rendirse para alcanzar sus sueños.
Ojalá que en estos días olímpicos, se respete la tregua y nos demos tiempo para pensar en la paz y a entender que el odio y la guerra no nos llevarán a buen puerto. Necesitamos promover la paz y el diálogo para resolver conflictos.
Buen domingo y gracias por leerme. Espero tú opinión dejando un comentario en el blog, o en mi cuenta de X @FernandaT
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