top of page
  • Facebook Social Icon
  • Twitter Social Icon
  • Instagram Social Icon

“¡Hay luz al final del túnel!!!

  • Foto del escritor: Fernanda de la Torre V
    Fernanda de la Torre V
  • 23 mar
  • 3 Min. de lectura


“Y aunque fui yo quien decidió que ya no más, y no me canse de jurarte que no habrá segunda parte, me cuesta tanto olvidarte…”. - Mecano


La ruptura de una relación amorosa es dolorosa. Imposible negarlo. Sanar de una ruptura o un divorcio no es fácil ni rápido, a pesar de que hayamos sido nosotros quienes decidimos poner fin a la relación; pesar de que el amor se haya esfumado o la convivencia sea imposible. Mi abuela decía que la felicidad está hecha por pequeños momentos, ella consideraba que no era un estado permanente. Afortunadamente, -como solía decir- la desdicha tampoco lo es. 


El duelo es diferente para cada uno y tiene una duración diferente también. No hay reglas ni estándares, por ello, no debemos compararnos con los demás ni permitir que te comparen. No hay cosa tal como “una semana de duelo por cada año de realción” o una regla parecida. Sin embargo, hay que ser conscientes que estacionarte en el dolor no es una buena idea y que sólo de nosotros depende salir adelante. 


Una amiga me confesó que para ella el dolor que le ocasionó su divorcio era equiparable a que la hubiera atropellado un camión. “Es espantoso” Me dijo. “Duele, no le encuentro sentido a la cosas y paso muchas horas preguntándome las razones de la ruptura”. Afortunadamente y por dolorosa que haya sido la ruptura, el dolor que ocasiona no es eterno. Hay un momento –mágico, sin duda– en el que empiezas a ver que hay luz al final del túnel. Un ligero resplandor que te indica que la peor parte está atrás  y que empiezas a ver las cosas de otra manera. Este resplandor es diferente para cada persona. De la misma manera en que hay momentos claves en los que te das cuenta de que tu relación está peligro o cayendo en picada; hay otros en que sabes que el duelo tiene un final y que empiezas a ver las cosas de otro modo.  


Un indicio claro es cuando empiezas a sentirte bien, sin ninguna razón en particular. Otro gran momento es cuando te das cuenta que eres más fuerte y más capaz de lo que nunca hubieras pensado. Una de las cosas positivas de las rupturas es que nos obligan a sacar fuerzas y hacer cosas que no creíamos posibles como aprender a cambiar llantas, o hacer algo que a tu ex no le gustaba como acampar, o paracaidismo, o un tomar y entender un curso completo de finanzas. 


Empezar a pensar en un viaje por amigos es otro indicio que los días negros están quedando atrás. Señal inequívoca de que tienes ánimo de hacer algo diferente y que estás dispuesta a disfrutar de la compañía de otros y hacer un esfuerzo para ser una buena compañía. 


Cada uno puede elegir vivir su historia como quiera. Definitivamente es nuestro derecho. Sin embargo, hay elecciones más saludables. En el momento que nos salimos de la postura de víctimas, asumimos responsabilidad  por nuestras elecciones (después de todo, en la mayoría de los casos nadie nos obligó a casarnos o andar con el personaje en cuestión) y llega un momento en que agradecemos lo bueno, tratamos de entender los errores para no repetirlos y recordarlos sin amargura.


No puedo asegurar cuánto tiempo te va a tomar estar bien después de una ruptura, lo que sí puedo decirte es que si le echas ganas, llega un momento en que estás mejor.  Eso es definitivo. Hay luz al final del túnel. 


¡Buen domingo a todos y gracias por leerme!


¿Luz al final del túnel? Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X: @FernandaT.

Comentários


2018 NETEANDO CON FERNANDA. Creado con Wix.com

  • b-facebook
  • Twitter Round
  • Instagram Black Round
bottom of page