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Si los muros hablaran: La Huaca Rajada, tumba del Señor de Sipán

  • Foto del escritor: Fernanda de la Torre V
    Fernanda de la Torre V
  • 9 mar
  • 4 Min. de lectura


En estos días, Egipto confirmó el descubrimiento de la tumba de Tutmosis II hallada en 2022 en wadi oeste de la antigua necrópolis de Luxor, cerca del Valle de las Reinas. Esas ventanas al pasado, son siempre inspiradoras. En este ánimo de descubrimientos arqueológicos, aunado a la visita de Giuliana, una querida amiga peruana, quiero compartir este texto de la tumba del señor de Sipán un descubrimiento arqueológico muy relevante de finales del siglo XX. Dejemos que la Huaca Rajada nos cuente su historia:



“No recuerdo mi nombre original, pero todos, por mi peculiar forma me llaman “Huaca rajada”. Huaca o waka es la manera en que los antiguos habitantes del Perú llamaban a sus lugares sagrados como templos o tumbas. Me encuentro a unos 35 kilómetros de Chiclayo, cerca del poblado de Lambayeque al norte de lo que hoy conocemos como el Perú. 


Quizá por fuera no soy muy impresionante. Mi construcción está formada por una plataforma baja y dos pirámides de adobe. Me construyeron para ser una tumba y durante siglos, cumplí con el propósito para el que fui construida: velar por el sueño eterno del Señor de Sipán, el famoso gobernante mochica, así como sus acompañantes. Durante mucho tiempo, nadie me prestó atención y quizá hubiera seguido viviendo tranquila muchos siglos más, pero a finales del siglo XX fui protagonista de un importante hallazgo arqueológico. El más importante del siglo XX comparable sólo al descubrimiento de Maccu Pichu. No lo esperaba, cierto, pero sabía que era algo que sucedería tarde o temprano y aunque en un principio me molestó, ahora me alegra que los secretos y tesoros que guardé por tanto tiempo, puedan ser admirados por visitantes de todo el mundo. 


Todo empezó cuando en 1987 un capitán de policía visitó al arqueólogo Walter Alva para decirle que un grupo de huaqueros, o saqueadores de tumbas, pagaba en los bares de una población cercana con piezas de oro antiguo. Los huaqueros nos han visitado desde siempre. Saben que dentro de las huacas hay piezas valiosas que pueden vender a coleccionistas privados. La desgracia es que así, fuera de su contexto, las piezas que si bien no pierden valor o belleza, y engalanan museos o colecciones privadas, dejan de aportar importante información indispensable para que los arqueólogos descifren el pasado.


No los distraigo más con estas reflexiones. Vuelvo a mi historia. Por supuesto que Walter Alba con su gran experiencia, en un instante supo que las piezas que le mostró el policía, eran originales y pertenecían a la cultura moche. Empezó a seguir el rastro de los delincuentes, que lo trajo hasta mí.  


Con gran cuidado, Walter con un equipo de arqueólogos empezó las excavaciones en abril de ese mismo año. Los hallazgos empezaron a pocos centímetros de dónde habían saqueado lo huaqueros. Recuerdo la emoción de aquellos días. Sipán y Lambayeque estaban en ebullición. El equipo de Walter caminaba de un lado al otro. Hablaban, hacían conjeturas. Periodistas y arqueólogos de todo el mundo empezaron a llegar. Lo primero que encontraron fue un cetro de cobre que tenía un templo miniatura. Esto les dio más ánimos para continuar las excavaciones. Poco después encontraron un recinto funerario con más de 1200 piezas de cerámica y un ataúd y un guardián sacrificado ¡Es una tumba real! decían los arqueólogos! Poco a poco fueron encontrando las tumbas y los objetos que afortunadamente los huaqueros, no pudieron encontrar. Al continuar las excavaciones se darían cuenta que no había sólo una tumba real, sino varias.


Las piezas que con tanto cuidado habían elaborado los moches para su gobernante hacía tantos años, empezaron a aparecer. Más de dos mil piezas de oro salieron de mis entrañas, además de textiles, adornos y piezas de cerámica. Encontraron 16 tumbas reales. Poco a poco, les entregué los tesoros que celosamente guardé durante siglos: el sarcófago de madera, las orejeras de oro y turquesa, un pectoral de oro confeccionado con caracoles, collares de oro con representaciones de cacahuates… tantos tesoros.


Por supuesto que estas piezas únicas tenían que ser exhibidas dignamente, entonces se los llevaron y empezaron a construir el Museo de las Tumbas Reales del Señor de Sipán en Lambayeque que en el 2002 abriría sus puertas para deslumbrar a los visitantes. El descubrimiento que realizaron en mí, La Huaca Rajada, fue comparado por la revista National Geographic con el de la tumba del faraón Tutankamón.


Turistas del mundo entero me visitan cada año. Me gusta ver sus caras y su interés por conocer más de la cultura moche. Se maravillan de los hermosos atuendos del ajuar funerario del Señor de Sipán, se sorprenden con los adornos de oro, plata, piedras preciosas como turquesa y lápiz-lázuli. Muchas cuando piensan en el Perú piensan en los Incas, pero no siempre fue así. También hogar de muchas culturas sorprendentes como la cultura moche”.


¡Buen domingo a todos y gracias por leerme!

Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X: @FernandaT.

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