“Soy una persona de la clase trabajadora, trabajo con clase”. -Karl Lagerfeld
Las acciones de las personas con clase hablan más que sus palabras. La forma en que hablamos, nos comportamos, tratamos a los demás habla de quienes somos. Un gesto o un acto pueden dibujarnos de cuerpo entero. ¿Qué es tener clase? “Clase” es algo más fácil de reconocer que de definir.
Lo que llamamos clase no tiene que ver con el dinero o la apariencia física. Es algo imposible de comprar y no tiene nada que ver con los objetos que usas. Tampoco tiene que ver con tu religión o estrato social. Se trata de tener la confianza de ser uno mismo, tratar a los demás con respeto, ser empático, tomar el camino correcto y tener una gran autoestima.
Tener clase es una forma de vida en quienes la poseen. Implica buenos modales, cortesía, tener orgullo sin ser soberbio, empatía, humildad y mucho autocontrol. Se nota en su lenguaje corporal y en su forma de comportarse. La clase no necesita declaraciones o anuncios, se percibe perfectamente sin ellos. Desafortunadamente, también es fácil de percibir cuando no la tienes. Y el primer indicador de si tienes o no tienes clase es cómo interactúas con los demás. El dinero, la fama o el éxito por sí solos no te darán clase, ya que es algo que viene de dentro de ti mismo, no de fuentes externas. Una persona puede tener mucho dinero y estudios, pero no necesariamente ser una persona con clase. Basta ver cómo trata a la gente que trabaja para saberlo. Una querida amiga salió con un hombre que parecía maravilloso, hasta que llegaron al restaurante y se dirigió al mesero de una forma muy grosera. Fin de la incipiente historia de amor. No quiso saber de él nunca más.
Independientemente de su puesto o de su nivel académico, una persona con clase jamás le gritaría o le tronaría los dedos de modo amenazante a una persona que trabaja para ella. Tampoco utiliza palabras altisonantes o frases hirientes que demeriten el trabajo de otro, ya que entiende perfectamente que esas actitudes únicamente hablan mal de ella: son testimonio de su bajo autocontrol e ínfimo nivel de educación. Cuando decimos que alguien tiene clase es porque pone muy en alto su forma de comportarse. Por lo mismo, la hipocresía y soberbia son antónimos de clase.
La gente sabe si tienes clase por la forma en que interactúas con los demás. Si tienes clase, no necesitas mucho más para ser un ganador. Si no la tienes, no importa lo que hagas, no compensará la diferencia. El dinero, la notoriedad o el éxito por sí solos no te darán clase. La clase viene de dentro, no de fuentes externas.
Mi abuela decía que era muy importante jugar cartas con la persona con la que salías. Era muy importante conocer su reacción cuando perdía, pero sobre todo, cuando ganaba. ¿Era amable con los perdedores o les echaba en cara sus errores? Cuidado si es la segunda opción, porque si bien hay que saber perder, también hay que saber ganar.
Después del mundial de Qatar en 2022, recordarán la actitud de “Dibu” Martínez después de haber obtenido el triunfo con su equipo, mofándose de Kylian Mbappé. Actitud que fue altamente criticada en redes. Nadie puede objetar su triunfo deportivo, pero tampoco su falta de clase.
El otro lado de la moneda lo tenemos en Keanu Reeves, que es conocido en Hollywood por su humildad y amabilidad. Con frecuencia circulan historias del actor cediendo su lugar en el metro, apoyando a sus compañeros de rodaje o donando fuertes sumas de dinero sin buscar reconocimiento alguno. Esta conducta hace que sea admirado y respetado; no su fama ni dinero. Es un claro ejemplo de lo que es tener clase.
Tener clase puede ser tan simple como ceder el paso en el tráfico, agradecer un favor o no interrumpir a alguien mientras habla. ¿Quien ha sido un ejemplo de clase -o de falta de ella- para ti últimamente? Me encantaría conocer tu opinión.
Buen domingo a todos y gracias por leerme. Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X @FernandaT
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