Tener estudios no es lo mismo que tener educación
- Fernanda de la Torre V
- 16 feb
- 2 Min. de lectura

“No hay peor ignorancia que la del que cree saberlo todo.” – Sócrates
Muchas veces confundimos el tener estudios con tener educación y no, no es lo mismo. La diferencia radica en el enfoque y la profundidad de cada concepto. Una persona con estudios es aquella que ha pasado por un proceso formal de aprendizaje en instituciones educativas. De acuerdo con la RAE, educación es el trabajo empleado en aprender y cultivar una ciencia o arte.
Y sí, se puede haber dedicado mucho tiempo a adquirir conocimientos técnicos y académicos en las instituciones más prestigiosas del planeta y carecer por completo de educación. El error radica en no entender que en las escuelas no nos educan, únicamente nos enseñan.
La educación no tiene que ver con el conocimiento académico; va mucho más allá. Tiene que ver con los valores, la cortesía, la ética y el respeto. La educación se refiere a los modelos de comportamiento con los que nos desenvolvemos en la sociedad.
A finales de los años ochenta, Robert Fulghum publicó un libro titulado All I Really Need to Know I Learned in Kindergarten (Todo lo que tenía que saber lo aprendí en el jardín de niños), en el que, a través de una serie de ensayos, explica cómo las lecciones más importantes de la vida —como compartir, jugar limpio, limpiar lo que ensucias, ser amable y decir la verdad— se aprenden en la infancia.
Creo que estas lecciones básicas de educación y valores se aprenden en casa. Mi vecino comentó el otro día que sus hijos (que tienen 3 y 4 años) tienen un semáforo que mide el tiempo que tienen para bañarse y, cuando llega a rojo, tienen que apagar la regadera, así tengan jabón en la cabeza. Tanto él como su esposa consideran que el cuidado del medioambiente empieza casi desde la cuna, al igual que los demás valores.
Estudios en psicología han demostrado que las habilidades socioemocionales pueden ser más importantes que el conocimiento técnico en el éxito profesional y personal. Daniel Goleman, en su libro Inteligencia emocional, explica que el éxito no solo depende del coeficiente intelectual (CI) o de los estudios, sino también de habilidades como la empatía, la autorregulación y la capacidad de interactuar con otros.
En nuestro día a día, la amabilidad y el buen trato hacen nuestra vida más fácil. Esas palabras que aprendimos de muy pequeños, como gracias y por favor, son importantes. Si bien lo ideal es tener educación y estudios, la gente cercana con la que trabajamos o estudiamos nos recordará no por nuestros grados académicos, sino por nuestra educación. Así como hay grados académicos —carrera, maestría o doctorado—, debemos esforzarnos también por ser empíricos, amables y respetuosos con los demás. No solo pensar en nuestros estudios, sino esforzarnos en nuestra educación.
“Un título universitario no convierte a nadie en persona culta.” – José Ingenieros“La inteligencia sin educación es como tener alas y no poder volar.” – Salvador Dalí
¡Buen domingo a todos y gracias por leerme!
¿Estudios o educación? Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X: @FernandaT.
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